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LEN / CURSO I / Tema No.3 / Ampliando sobre el Poder Político y otros Asuntos Relacionados

  • ppdhc5
  • 16 abr 2022
  • 6 Min. de lectura

Actualizado: 17 abr 2022



La sociedad cubana está dividida por un conflicto. El enfrentamiento es entre la minoría que apoya al partido comunista de alguna forma y la mayoría de la sociedad que no le apoya, pero le obedece por miedo a los castigos que ese grupo político inflige a sus oponentes.



El conflicto radica en que la minoría pro comunista decide los destinos del país y ocupa los cargos públicos, impidiéndole a la mayoría del pueblo que pueda hacer lo mismo. La minoría afiliada al partido comunista puede imponerse a la mayoría de la sociedad y gobernarla indefinidamente porque detenta el poder político de modo absoluto y también porque la resistencia carece de recursos humanos y de un plan viable para quitarle el poder político al opresor partido único.


El miedo a los castigos causa que de esa mayoría sólo unos pocos cubanos se atreven a disentir públicamente del sistema opresivo, y a exigir que tal escenario debe cambiarse.


Para darle un barniz de legalidad a su sistema opresivo, el partido comunista impone un orden jurídico del Estado el cual le impide a los ciudadanos el ejercicio pleno de sus derechos (económicos, sociales, culturales, civiles y políticos). Por lo tanto, en Cuba las personas no son ciudadanos sino que han devenido en súbditos del partido comunista.


Para sostener ese ordenamiento estatal, el partido comunista se niega a realizar los cambios que piden algunos actores de la resistencia y la sociedad civil. Cuando estos actores insisten en sus reclamos, el partido comunista recurre a la represión para impedir que sus oponentes consigan que sus demandas sean apoyadas por otros sectores de la sociedad. Esto explica por que no prospera niguna de las proposiciones generadas por actores sociales opuestos al partido comunista (comúnmente llamadas "proyectos").


La represión y el castigo a todo intento de ejercer los derechos civiles y/o políticos produce miedo social. Al mismo tiempo, ese miedo causa que los activistas y grupos no consigan el apoyo necesario de la población que les permita presionar al partido comunista y, por lo tanto, tampoco alcanzan los cambios o metas que ellos proponen en sus proyectos.



En la vida real, la sociedad cubana se enfrenta a un problema insoluble por la vía de las reformas o de las proposiciones al opresor para que él mismo resuelva el conflicto que origina, debido al afán totalitario del partido comunista por mantener el poder político de manera indefinida.


Se debe recalcar que, mediante la represión y los castigos, el partido comunista causa suficiente miedo a la sociedad para que ésta no apoye las demandas de cambio de los activistas.



Adicionalmente, por vía de sus voceros, el partido comunista declara que esos activistas y actores de la resistencia no representan a la sociedad cubana y agregan que esa es la razón por la cual “no los considera sus interlocutores”, no atiende sus demandas, los califica de “no tener legitimidad", los acusa de ser “pagados por los gobiernos de Estados Unidos”y de ser “mercenarios que buscan subvertir el orden establecido”. Pero, como se indicó anteriormente, todas esas falacias quedan en evidencia con el ordenamiento jurídico establecido por el partido comunista para ejercer el poder político de forma exclusiva, impidiendo el ejercicio pleno de los derechos humanos en Cuba.

También se puede demostrar que en Cuba el poder político se encuentra totalmente en manos del partido comunista, con los siguientes argumentos:


  • El partido comunista controla y dispone de los recursos materiales del país mediante órganos como el MINAG y el MINEM.

  • El partido comunista controla y dispone de los recursos humanos del país por medio de órganos como la Oficina del Carné de Identidad y registro de Población y de la CTC.

  • El partido comunista controla y dispone de las habilidades y conocimientos de los residentes en el país a través de órganos como el MINED y el MINCULT.

  • El partido comunista impone arbitrariamente castigos por medio de órganos como el MININT y el MINJUS.


Percepción general y realidad del Poder Político


Primero debemos recordar que en nuestro país el Estado y el gobierno cubanos son exclusivamente controlados por el partido comunista, como se comprueba en el Artículo 5 de la Constitución.


Por lo tanto, la mayoría de las personas ven el poder político en Cuba como el partido comunista lo presenta, o sea, como un poder monolítico y fijo, que no cambia, y que no se puede cambiar porque cambiarlo sería cometer un delito en contra del Estado, todo lo cual es una falacia. Para ratificar esa falsa percepción de la imposibilidad de un cambio, el partido comunista en otro artículo constitucional declaró que “el sistema socialista es irrevocable”.


Sin embargo, el poder político no es irrevocable, ni monolítico ni fijo. Por el contrario, aun bajo sistemas opresivos como el que tenemos en Cuba el grupo que está en la cima ejerciendo el poder político puede ser cambiado por medio de la lucha estratégica noviolenta. Esto se llama revolución y cuando tiene lugar sucede lo mismo que cuando la actual dictadura triunfó: quien tome el poder político se sitúa en la cima y hace los cambios según su ideología.


Es una realidad que en sociedades bajo regímenes no democráticos o altamente jerarquizados como el que hay en Cuba ahora, el poder político puede volverse frágil, cambiar rápidamente y ser redistribuido. Esto es posible porque es un régimen opresivo o dictatorial donde el poder político proviene en gran parte de la obediencia de las personas. O sea los individuos constituyen una de las fuentes que alimentan el poder político, la de “los recursos humanos”, y en consecuencia las personas pueden cambiar de parecer, negarse a seguir órdenes, y dejar de obedecer al grupo que detente ese poder político.


En los regímenes democráticos es diferente, porque el poder político proviene de la legitimidad de las elecciones. El partido que gana las elecciones es el que legítimamente adquiere el poder político cuando el gobierno saliente se lo entrega de forma pacífica y ordenada conforme a las leyes nacionales. En las democracias las personas no obedecen por miedo a los castigos, sino porque el partido que tiene el poder político lo adquirió de forma auténtica. Por lo tanto, es un poder legítimo.



Por el contrario, en los regímenes opresivos el poder político es ejercido de forma no auténtica, ilegítima, por lo tanto en estos sistemas se reprime para atemorizar a la gente, que obedece por miedo a los castigos.



Relación Poder Político-Autoridad



De lo anterior se infiere que las personas reconocen la autoridad de dos maneras:


  • por considerarla legítima.

  • o por miedo a ser castigados.


En Cuba la minoría afiliada al partido comunista considera legítima la autoridad de ese grupo político, pero la mayoría de los cubanos solo acepta su autoridad porque teme ser castigada si disiente de ese grupo político. El miedo a los castigos es lo que causa que admita esa autoridad no legítima y le sea obediente.


Sin embargo, el partido comunista simula (principalmente en foros internacionales) que su autoridad es considerada legítima por la mayoría del pueblo. Para darle credibilidad a esta simulación, los voceros del oficialismo declaran repetidamente que el pueblo los ha legitimado a través de elecciones y que de este acto de autodeterminación nacional emana su autoridad.


Pero tales declaraciones se desmienten con la realidad del proceso electoral cubano, donde no se puede elegir a candidatos que disientan del orden constitucional establecido por el partido comunista, pues la ley electoral se legisló conforme al constitucional Artículo 5 que le confiere al partido comunista el ejercicio exclusivo del poder político.


Lo anterior demuestra que quien consigue autoridad, ya sea de forma legítima o por miedo a los castigos, puede ejercer el poder político con menos resistencia.


En el caso de que la autoridad sea legítima, quien ejerce el poder político tiene una autoridad alta o auténtica. Pero, si la autoridad es obtenida por miedo, quien ejerce el poder político tiene una autoridad baja o ilegítima.



En Cuba el partido comunista tiene un alto poder político y una autoridad baja o ilegítima la cual mantiene mediante la constante amenaza de castigar a todo el que se le oponga, aunque tal oposición sea de forma no violenta. Para justificar el uso de la violencia contra personas que no son violentas, el partido comunista crea narrativas falsas con las cuales califica a los disidentes como “enemigos del pueblo”, “mercenarios de los gobiernos de Estados Unidos”, que quieren presuntamente destruir al país y oprimir a la sociedad.


Esas falsas narrativas se repiten y repiten por los medios de prensa oficiales, para fomentar el miedo al disenso y para que la gente le niegue su apoyo a los activistas que disienten del partido comunista.


Relación Poder Político - Lucha No Violenta


Está demostrado científicamente por la sociología que: NO SE PUEDE CAMBIAR UNA SOCIEDAD SIN CONTAR CON EL PODER POLÍTICO NECESARIO PARA IMPLEMENTAR LAS REFORMAS NECESARIAS.


Por lo tanto, la lucha estratégica no violenta no es solamente una lucha por ideales sino también por obtener el poder político. Únicamente cuando este poder político se obtiene es que los actores de la resistencia pueden hacer su visión y proyectos realidad, realizando los cambios pertinentes. La creencia de que las dictaduras son invulnerables ha sido desmentida por decenas de sociedades que se han liberado de la opresión desplegando la lucha estratégica noviolenta.



A modo de complemento a esta materia, se sugiere escuchar el Capítulo 4 de la obra de Gene Sharp "De la Dictadura a la Democracia" el cual se titula "Las Dictaduras tienen Puntos Débiles" y cuyo audio reproducimos debajo de este párrafo.







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