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—MANIFIESTO DEL PPDHC (I)—

I- LOS SIETE PILARES DEL PPDHC (I)

Previendo que tras la desintegración de la dictadura cubana los nuevos partidos políticos desplegarán sus funciones en un contexto pletórico de demandas sociales, cambios democráticos y necesidad de progreso inmediato, el Partido Pro Derechos Humanos de Cuba o PPDHC (I) se prepara desde ahora para cumplir esas demandas reorganizándose sobre los siguientes pilares:


 

1. PLENA TRANSPARENCIA Y GOBERNACIÓN DEMOCRÁTICA INTERNAS, porque la pretensión de administrar un Estado sería contradictoria e irracional si el PPDHC (I) no se gobierna debidamente a sí mismo y su gestión no es transparente.


 

2. REPRESENTACIÓN POPULAR AUTÉNTICA E INCORRUPTIBLE, porque la lealtad con los ciudadanos, de modo priorizado con quienes integran el partido, es el valor primordial de la personalidad jurídica del PPDHC (I).


 

3. IDEOLOGÍA CLARA Y DEFINIDA, porque solo con ideas y conceptos claramente determinados se pueden generar propuestas, planes y métodos pertinentes para conseguir las metas programáticas del PPDHC (I).


 

4. SOSTENIBILIDAD BASADA EN LA EVALUACIÓN CONSTANTE DEL CONTEXTO, porque la vinculación permanente del PPDHC (I) con la sociedad, sus aspiraciones y necesidades le permitirá saber qué, cuándo, dónde, cómo, por qué y para qué debe reformarse el PPDHC (I), procedimiento éste que garantizará su existencia y eficacia.


 

5. INCIDIR CONFORME AL PROGRAMA Y BASES DEL PARTIDO, AL BIENESTAR SOCIAL Y A LA REALIDAD NACIONAL, porque los ciudadanos, principalmente aquellos incorporados al PPDHC (I) y quienes voten por su programa de gobierno esperan que sus aspiraciones y necesidades sean satisfechas cuando el PPDHC (I) obtenga el poder político por medio del voto individual que ellos depositaron en favor de la persona jurídica del partido.


 

6. OBEDIENCIA IRRESTRICTA DE LAS NORMATIVAS NACIONALES E INTERNACIONALES JUSTAS, porque se predica con el ejemplo y en consecuencia el PPDHC (I) no acatará y, por lo tanto, se opondrá por las vías no violentas pertinentes a toda ley arbitraria sea ésta nacional o internacional.


 

7. NO TOLERANCIA CON EL CABILDEO POLÍTICO Y COMPROMISO DE ERRADICAR LEGALMENTE ESA MALA PRÁCTICA, porque el PPDHC (I) considera esas gestiones como anti democráticas, deshonestas y propiciadoras de corrupción en el sistema electoral y en la gobernación del Estado; a mayor razón, NO TOLERANCIA con ninguna forma de CLIENTELISMO POLÍTICO dirigido, desde posiciones de poder, a ganar apoyo y control sobre determinados sectores sociales, organizaciones de la sociedad civil y partidos políticos, a cambio de beneficios económicos, privilegios y favores especiales. 


 

Los siete pilares o principios antes mencionados significan que, bajo ningún concepto o excusa las acciones y/o discursos de los miembros del PPDHC (I) pueden contravenir estos principios. El PPDHC (I) está y siempre debe estar confinado dentro de este marco CONCEPTUAL Y ÉTICO

 

II- PRINCIPIOS POLITICOS DEL PPDHC (I) SOBRE EL ESTADO, EL INDIVIDUO Y LA SOCIEDAD

El Estado, implícitamente conlleva el poder político supremo, la soberanía, que procede y se ejerce en representación de toda la sociedad.


 

La racionalidad y el consenso de la razón es lo que da legitimidad al poder del Estado a través de un pacto social.


 

La Constitución política de un Estado es el pacto social establecido entre la sociedad y el poder político, por el cual se limita el poder del Estado a favor de los derechos civiles, políticos, sociales y humanos que corresponden a cada individuo de la sociedad.


 

El individuo ejerce derechos y deberes con respecto a la sociedad. El individuo no puede colocarse por encima de la sociedad. La sociedad no puede anular la personalidad individual. El individuo forma parte de diferentes núcleos sociales; familia; sindicatos; organizaciones profesionales, gremiales, fraternales, políticas o religiosas; puede ser empleado o directivo de una empresa; obrero o campesino; por tanto, todo ser humano es al mismo tiempo individuo y ser social. Esta interrelación individuo / sociedad, debe asegurarse por medio de instituciones transparentes de la sociedad civil y del Estado.


 

Sin el reconocimiento del individuo, no existe libertad. Sin justicia social, no existe democracia verdadera. Sin libertad de pensamiento, de opinión, de expresión, de disenso, de asociación, de manifestación y de libre circulación, no hay ni libertad ni democracia. Donde existe diversidad humana no puede existir igualitarismo. La profundización de la desigualdad social, no obstante, conduce a la inestabilidad política, al descontento y a la miseria de importantes sectores poblacionales, con el consecuente daño al ejercicio pleno de la democracia.


 

Igualdad social quiere decir, igualdad de todos para acceder a los servicios de salud y a la educación general. Comporta, además, el derecho de todos para vivir dentro de un ambiente ecológico sano, sin contaminaciones nocivas para el suelo, las aguas y la atmósfera.

En toda sociedad organizada políticamente existen intereses particulares, como los laborales, representados por los sindicatos; los intelectuales y los profesionales, representados por sus respectivas organizaciones o Colegios profesionales; los estudiantes, expresados en sus respectivas organizaciones, entre otros sectores de la sociedad civil. Al Estado no le corresponde el control de estos diferentes sectores, imponiéndoles un sistema corporativo de asociación dirigidos verticalmente desde las instancias gubernamentales y por líderes seleccionados por el Gobierno nacional. Todas las organizaciones de la sociedad, dentro de un sistema democrático, tienen derecho a organizarse libremente y conducirse por sus propios y autónomos reglamentos, para el propósito de la defensa de sus intereses sociales y no como correas de transmisión de los postulados del partido que esté en el Poder

Deber primordial del Estado y del Gobierno es la defensa y protección del medio ambiente y ecológico, y los recursos del subsuelo; promocionar un proyecto de protección de los suelos agrícolas de la nación, y la recuperación de aquellas áreas agrícolas afectadas por la salinidad, la erosión laminar y eólica, y la pérdida significativa de su fertilidad natural, provocada por prácticas agronómicas incorrectas.

 

III- ¿POR QUÉ LOS INTEGRANTES DEL PARTIDO PRO DERECHOS HUMANOS SOMOS CENTRO ECLÉCTICOS?

 

Los pueblos merecen más en materia de derechos humanos. Mucho más. Pero los partidos de izquierda y de derecha arriban al poder político y no solucionan los problemas básicos de las sociedades que gobiernan, o los remedian poco, o solo temporalmente.


 

En los Estados democráticos, por lo general, ambas facciones se centran en desplegar un tipo de lucha ideológica-populista cuya finalidad es mantener o reconquistar el poder político y luego dejan al votante abandonado hasta la próxima campaña electoral cuando, tanto la izquierda como la derecha, le pondrá nuevamente en primer lugar pero solo para pedirle y conseguir nuevamente el voto. Este comportamiento es reincidente por lo que ha devenido en un rito donde las esperanzas de progreso social e individual han quedado confinadas entre esas dos opciones políticas ineficientes y exiguas que conforman la izquierda y la derecha.


 

Obviamente, en Estados no libres (como el nuestro) este problema es mayor y peor, porque los ciudadanos muchas veces son reducidos a súbditos de la minoría que detenta el poder político de forma indefinida y esa mayoría sojuzgada ni siquiera tiene la posibilidad de elegir entre opciones insuficientes como sucede en los Estados democráticos.


 

Sin embargo, es una paradoja que tanto la izquierda como la derecha tienen argumentos válidos y fórmulas que han solucionado temporal o parcialmente algunos problemas sociales y económicos, pero no parece que tengan voluntad política para trabajar juntas por ese presunto denominador común que arguyen ambos tipos de partidos políticos: el ser humano, el elector al que le piden su voto en tiempo de elecciones.


 

Los de la izquierda y los de la derecha interpretan, según sus respectivos lentes ideológicos, los “derechos iguales e inalienables de todos los miembros de la familia humana”. Así, por ejemplo, hay partidos de izquierda que priorizan la educación, la salud y la seguridad social en tanto los de derecha se centran en las libertades de comercio, expresión, reunión y manifestación pero ambas partes olvidan el concepto básico que “toda persona tiene (todos) los derechos y libertades proclamados” en la normativa internacional de derechos humanos, de la cual los Estados del orbe son parte y signatarios. Por lo tanto, no hay excusa para que unos derechos sean priorizados respecto a otros por ningún concepto o visión partidista.


 

En consonancia con las ideas y hechos anteriores, decidimos ponerle fin a tales extremos alejándonos igualmente de ambos, lo que matemáticamente nos sitúa en el medio de esas posiciones partidarias. Sin embargo, tomaremos lo positivo, funcional, ético y aprovechable de ambas posturas en bien del ser humano, quien es el objeto primero de nuestra institución.


 

¡Por todo lo anterior es que nos constituimos un partido pro derechos humanos  de centro y ecléctico!


 

31 de agosto de 2021

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