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Ya no tenemos tiempo para estupideces

El desgobierno comunista le inflige sufrimientos como nunca antes al pueblo.

 Ya no tenemos tiempo para estupideces

La lucha noviolenta no ha conseguido metas superiores en Cuba, porque se ha contaminado con ideas y acciones erróneas de individuos y grupos (algunos radicados en el extranjero y/o sin experiencia en el terreno) cuyos intereses discrepan de los principios de ese método de lucha.

El ejemplo clásico de lo antedicho es la fe estúpida en el embargo comercial de Estados Unidos y otras normas relativas, generadas principalmente por cubano-americanos sin experiencia en el método de la lucha estratégica no violenta.

La estupidez radica —y de hecho se puede confirmar— en que la dictadura comunista tiene capacidad para prescindir del comercio con cualquier Estado democrático y resistir a ultranza en su posición de usurpador del poder político, porque las principales fuentes de alimentación del poder político que sostienen al partido comunista son:
• los recursos humanos,
• la autoridad,
• el miedo a los castigos y
• los conocimientos y habilidades.

Sin embargo, la mayoría de los activistas y grupos de la resistencia insisten en la estupidez de atacar con el embargo al partido comunista —o sea, a sus recursos materiales— aunque décadas de embargo no han conseguido derribar a la dictadura, en tanto que ésta despliega todo su servicio de contra-inteligencia para hacerle creer a los embargadores que su actuar es acertado. Obviamente, los de la Dirección General de Contra-inteligencia aplican los postulados de Sun Tzu contenidos en El Arte de la Guerra, en tanto que los partidarios del embargo los ignoran o desconocen.

Precisamente, desconocer o ignorar que estamos literalmente en una guerra es lo que tiene al movimiento de resistencia noviolenta contra las cuerdas del cuadrilátero y a punto de perder el combate, para decirlo en argot boxístico. Hay que comprender y comenzar cualquier análisis partiendo del hecho que en Cuba hay una guerra declarada (como se puede confirmar en la Ley No.75) y ejercida por la minoría afiliada al partido comunista en contra de la mayoría del pueblo. No considerar esta realidad produce error de paralaje en quienes generen planes para combatir a la dictadura y en consecuencia esos planes son estúpidos.

Pero el problema que afronta nuestro movimiento pro democracia se agrava por la falta de recursos humanos y por el desconocimiento de los principios que rigen el método de la lucha estratégica noviolenta.

Resumiendo lo antes expuesto se puede postular que:

1. Atacar los recursos materiales de la dictadura no la derriba porque ese régimen alimenta su poder político por otras cuatro fuentes que siguen intactas.
2. Para cualquier análisis de nuestra realidad o para crear el plan capaz de derribar a la dictadura se debe comenzar aceptando el hecho de que somos parte de un conflicto, de una guerra declarada desde el poder político por su usurpador: el partido comunista.
3. Ahora no disponemos de recursos humanos para enfrentar las fuerzas que moviliza la dictadura. Por lo tanto, tenemos que reclutar un ejército de combatientes no violentos cuya cantidad sea capaz de cambiar la actual correlación de fuerzas. Para esto debemos usar la ciencia de la sociología, específicamente las investigaciones relativas a la masa crítica.
4. A ese ejército se le debe capacitar y entrenar en los principios de la lucha estratégica noviolenta, para que sea capaz de crear y ejecutar el plan general con el cual derribará a la dictadura, quitándole el poder político que ésta usurpa que es la clave, la única inferencia que le dará a la resistencia la capacidad para cambiar el contexto vigente en Cuba.

El desgobierno comunista le inflige sufrimientos como nunca antes al pueblo. ¡Ya no tenemos tiempo para estupideces!

© FRANQUEZA / Periódico del Partido Pro Derechos Humanos de Cuba (Independiente) / 1988-2023 / 

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